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Sol de medianoche y noche polar. Verano e invierno. Contrastes en las Islas Lofoten

Contrastes de vivir al norte del círculo polar. Durante nuestros viajes podremos vivir una parte de estas sensaciones.



Todos los que leéis este post seguramente ya conocéis que, el polo norte y el polo sur, debido a la inclinación de la Tierra, tienen 6 meses de día en los que el sol brilla durante 24 horas y 6 meses de noche, en los que el sol no aparece. Aunque en menor medida, las Islas Lofoten y el norte de Noruega, también se ven afectados por esta realidad y en parte, lo podremos vivir en nuestras próximas salidas.


En las Islas Lofoten, desde el 26 de mayo hasta el 19 de julio no se pone el sol, y por contra, desde el 7 de diciembre hasta el 5 de enero, el sol no sobrepasa el horizonte. Esta última frase es muy importante, porque la realidad es que el sol no aparece, pero sí su luz, con lo que no tenemos 24 horas de noche.


En estos momentos, a 1 de julio, las islas tienen 24 horas de luz y es una de las razones por las que no se ven las auroras boreales en verano. A este fenómeno, comúnmente se le llama "sol de medianoche". Es una buena época para visitarlas y aprovechar al máximo la jornada, pudiendo realizar caminatas para subir a alguno de los picos y ver las maravillosas vistas que nos ofrecen, sin tener la presión que se nos haga de noche. También es temporada alta para visitar Cabo Norte, el punto más septentrional de Europa, situado a unos 700 km de las Islas Lofoten y poder visualizar allí el sol a las 12 de la noche. Muchos cruceros y turistas visitan esta zona durante el verano por lo que si no te gustan las aglomeraciones, mejor pensar en otra época.


Si volvemos a hablar del invierno, como os comentaba, las Islas Lofoten no tienen una época sin luz solar, pero sí con el sol por debajo del horizonte. A este fenómeno se le llama noche polar. Esta época, en la que la luz del día puede durar 2 o 3 horas, se caracteriza, aunque parezca extraño, por los colores. El color del cielo se vuelve intenso y adquiere unos tonos anaranjados, rojos y rosáceos, que hacen de estas islas, muy famosas dentro del mundo fotográfico, y que son tan difíciles de explicar en palabras, como de olvidar una vez vistos. El amanecer se transforma directamente en anochecer y dura horas.


Este fenómeno se podrá visualizar mejor en nuestras salidas de noviembre, Navidad, enero y febrero. En marzo, el día ya es bastante largo, llegando hasta las 18 o las 19, pero sigue siendo una época perfecta para ver las auroras boreales, que serán la guinda del pastel.




Nicolás Manero, fundador de Fiordo Polar



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